Ya ha comenzado la cuenta atrás para Navidad y en breve empezarás a preparar la maleta y a despedirte de tus amigos de la facultad para poner rumbo a casa.
No podemos negar que ir a casa por vacaciones y dejar atrás la vida universitaria (aunque sea solo un par de semanas) tiene cosas negativas, pero no hay que olvidar que también tiene muchas cosas buenas. Estas son algunas de las mejores y las peores:
Lo mejor: reunirte con tu perro o gato del alma
Nadie te querrá nunca tanto como Toby, el perro de la familia. En cuanto te ve cruzar la puerta con el equipaje se lanza sobre ti con tanto entusiasmo que casi te hace perder el equilibrio.
¿Y el gato? El gato ni siquiera se ha dado cuenta de que has estado fuera.
Lo peor: que controlen cada uno de tus movimientos
«¿A dónde vas?»
«¿A qué hora vas a volver?»
«¿Y con quién vas?»
«¿Te guardo la cena para cuando vuelvas?»
¡Cuántas preguntas!
Lo mejor: un frigorífico repleto de comida
Cómo se echa de menos los productos locales frescos cuando estás fuera, ¿a que sí?
En el frigorífico que compartes con tus compañeros apenas tienes un par de huevos, pizza congelada y cerveza, pero en casa… ¡en casa hay de todo!
Lo peor: las historias familiares
¿Por qué tu madre sigue enfadada por aquello que pasó hace ya cinco años? Bueno, y después de tres copitas tu tía ya vuelve con su historia de siempre…
Lo mejor: tus padres tienen un mueble lleno de bebidas
Se acabó beber calimocho o mezclar las sobras de las bebidas de las fiestas. En el mueble del salón tus padres tienen ocho tipos de whisky, dos botellas de Baileys, licores varios y alguna que otra joya de la Navidad pasada.
¿Qué hacen ellos con todo eso?
Lo peor: limpiar tu habitación
A tus padres no parece molarles que tengas tu habitación en el mismo estado que la habitación de tu piso.
Toca coger el cepillo, majo.
Lo mejor: el olor de la ropa recién lavada
Una palabra: suavizante.
¿Por qué tu ropa no está siempre así de suave?
Agradéceselo a tu madre, que es un sol.
Lo peor: ya no eres un adulto
Puede que estés en el tercer año de tu doctorado, pero da igual. En casa te siguen tratando como a un niño. Y ante tanta presión es difícil no comportarte como uno.
Lo peor: intentar no hacer ruido cuando vuelves a casa
¿Cómo se les da tan bien oír absolutamente todo?
Volver borracho a casa a las seis de la mañana y que tu madre se levante cabreada porque acabas de despertarla te corta el rollo inmediatamente.
Lo mejor: la comida casera
Nadie hace unas croquetas como tu abuela o una paella como tu madre. Y es que algunos platos siempre te recordarán a casa.
Disfruta mientras puedas y ponte las botas.
Lo peor: no poder levantarte tarde
Ya sea porque tienes que hacer un recado o por el ruido de tu padre aspirando el pasillo, al final acabas levantándote temprano. ¡Y eso que no tienes clase!
Lo mejor: ver a tus amigos
No hay nada mejor que salir con los amigos de tu ciudad o pueblo. Hace meses que no los ves y ya hay ganas de una buena fiesta juntos.
Volver a casa por Navidad es un auténtico torbellino de emociones.
Traducción y adaptación de Irene Corchado
¿Qué cosas te ponen de los nervios cuando vuelves a casa? ¿Qué cosas aprecias más ahora que eres estudiante?
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